El concepto de “políticas cainitas” refleja la idea de una identidad que se construye sobre la rivalidad con el hermano, con el otro. Esas identidades cainitas se construyen sobre una verdad volátil, la de los vencedores. Una verdad ad hoc para justificar la identidad propia contra la de otros. La invención de las mitologías nacionalistas, el tratamiento de la violencia en los medios de comunicación o la victimización como herramienta de poder, constituyen ejemplos claros de que estamos viviendo un momento histórico en el que todas las categorías se sustentan sobre verdades transitorias, que son abandonadas tan pronto como han cumplido su función. Lo que revela la Teoría Mimética de René Girard es que, contra lo que pudiera parecer, nuestra época no es más que la aceleración de este mecanismo cainita de construcción de identidades, mecanismo que ha estado siempre presente como generador de la cultura humana. Esta verdad es la que está oculta y toda la violencia que aparece después de su ocultación es una violencia cainita, la que funda las políticas que nos permiten (sobre)vivir juntos. A esas políticas hemos querido llamarlas "Políticas cainitas".